Anna, una mujer joven e ingenua, se muda a Knutby para formar parte de la congregación de la iglesia y trabajar como niñera, en lo que a ella le parece una comunidad cálida y piadosa. Pero pronto el idilio que nunca existió crepita, y la manipulación, los juegos de poder, la exclusión social, la presión de grupo, el lavado de cerebro, el fanatismo y el parloteo de izquierdas más y menos sancionado por la religión terminan en asesinato y dolor.